Dos poemas de Gianluca D’Andrea
Traducción de Diego Estévez![]()
III
El petirrojo y el pichón dividían
los cuadros de espacio en el patio.
El alimento son los manteles revueltos,
el aire alacena y todas aquellas briznas
que vuelan, mientras un tufo desde el sur
me recuerda la calle de los desperdicios,
su almacenaje en costales,
incubados, producidos, jamás procesados.
Desde el mar, después, la brisa llega tenue,
en el rostro la caricia se transforma,
desde atrás, fastidioso, golpeaba
el lebeche y el respirar, que se torna
infecto, ahora podía devolver
el lejano mensaje de la cañería
que, silente y grávida, vomita en el mar.